A los cofraderes del mundo

;POETAS!
;Quienes somos en esta vida?


Somos precursores de los momentos excelsos:
En la candidez de los albores,
En los gozos de las noches,
En la iniciaci;n con los amigos.
Y tambi;n,
En las congojas del oprobio.

Somos espejos de lo gris y lo loable:
En auspicios dadivosos,
En proyectos vehementes,
En senderos vedados.
Y tambi;n,
En artima;as desleales.

Mediadores de la fragosidad del tiempo:
En la majestad del verbo,
En los apogeos del destino,
En la parquedad de los fiascos.
Y tambi;n,
En desatinos propios y ajenos.

Igual que tu, lector, somos seres singulares:
Con autoestima, modestos;
Sin ella, arrogantes,
Pecantes y contaminantes.
Por lo tanto,
Simplemente humanos.

Pero, en lo claro y lo turbio de la vida
Somos sus matices y peculiaridades,
Somos su erguido anuncio;
Somos su Himno.
Por lo tanto,
Somos lo mejor del Hombre.

Pero cuando

Somos forjadores de instantes po;ticos
Con la visi;n de la infinitud
Plus las confidencias del aliento:
Raz;n y pasi;n en ambivalencia,
La verticalidad de un poema.

Y por ello,

Somos ciudadanos de la existencia,
Garantes de los Instantes
Que son los hilos del tiempo,
Pues de ellos se teje la Historia
Que es
La Estampa de estirpes y naciones.

POETA!
Somos lo que tantos son. Y a la vez,
Siempre seremos divergentes.

Poe ello
Si alg;n d;a desafortunado
Un poeta ha desde;ado la vida,
Solo pudo ser por el contraste
Con su derredor agonizante.

No lo permitas,
Pues significar;a
El chasco de nuestra contienda.


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